Los
periodistas potosinos nunca corroboran las notas que escriben; firman con su
nombre los boletines de prensa y no les dan imparcialidad; reciben mesada del
gobierno; reciben el “sobre” de fin de año; las nóminas se cubren con el
chayote ¡Y todavía los premian con el Premio Estatal de Periodismo con el
dinero del pueblo! (Estas son pingaderas)