Como en toda su vida adulta Alfredo Narváez Ochoa nunca ha estudiado ni trabajado, y solo le toma unos 30 minutos hacer una caricatura que envía por computadora al diario Pulso, no tiene necesidad de levantarse antes del mediodía, ahora tiene que “madrugar” para abrir las puertas del centro cultural donde le regalaron el puesto de “director”.