Alfredo
Narváez Ochoa no vive de lo que le proporciona un empleo, vive de lo que puede
robar y roba de muchas maneras, extorsionando a otros por no “quemarlos” en sus
caricaturas, teniendo un empleo ilegal del gobierno, publicando caricaturas por
encargo y cobrando por ellas, y ahora hasta lo acusan de robar obras de la
pintora Flora Martínez Bravo.