Con honrosas excepciones, por sus bajos sueldos hay tanta corrupción entre periodistas como entre policías, para superar sus magros sueldos ambos recurren al soborno, el chantaje y la extorsion, gran porcentaje de periodistas tienen empleos de “aviadores” o ilegales en dependencias oficiales, el mejor (o peor) ejemplo es el corrupto monero del diario Pulso Alfredo Narváez Ochoa. (Estas son pingaderas)