La corrupción en los gobiernos se comprueba al nombrarse al monero del diario Pulso, Alfredo Narváez Ochoa, como director del Centro Cultural Mariano Jiménez, una persona con un oscuro pasado, sin historia laboral en toda su vida, con solo estudios de secundaria. También comprueba la corrupta relación entre prensa y gobierno con el 90% de los periodistas con empleos en dependencias oficiales.