Parece algo
increíble, pero Alfredo Narváez Ochoa nunca en su vida ha trabajado ni
estudiado, así lo dice su propio currículum vitae, su negocio de venta de
antenas hechizas para robar señales satelitales tuvo más perdidas que ganancias
y quebró, fue su madre, que trabaja en Wisconsin, la que mantuvo a la familia.