Como si fuera
un derecho constitucional, los medios hasta exigen el chayote, llamado
pomposamente “publicidad gubernamental”, lo malo es que lo publican como
noticia, con lo que engañan a los lectores, encima de eso no pagan bien a sus
obreros sabiendo que ellos reciben también su chayote individual, y hasta
empleos oficiales, como el del corrupto monero Alfredo Narváez Ochoa.