El grado de
criminalidad que existe en San Luis Potosí es proporcional a la corrupción en
sus instituciones gubernamentales y el periodismo, este subsiste como lacayo de
los gobiernos mientras algunos de sus empleados reciben estipendios ilegales a
cambio del silencio o apoyo en sus páginas. Alfredo Narváez Ochoa es solo un
claro ejemplo.