La desfachatez de Alfredo Narváez Ochoa
le hizo presumir cobros ilegales (ilegales por contravenir su presuntuosa
calidad de “periodista”). En respuesta a una investigación de una ONG, les envía
un comunicado que en parte decía:” “Su investigación
sobre mi persona solo les alcanzó a escarbar donde creen hacer daño. Qué
sospechoso me resulta (?) que no hayan informado sobre un pago del gobierno
estatal por la cantidad de 35 mil pesos; u otro del Ayuntamiento por un monto
similar; o del Congreso Estatal”. Es decir, un criminal confesando crímenes que
nadie siquiera sospechaba. (Ver: http://colaboradoresproyectotabano.weebly.com/el-zumbido-prensa-gobierno-una-relacioacuten-de-conveniencia.html)