EN 1991, CUANDO ALFREDO NARVÁEZ OCHOA LLEGÓ A PULSO, LOS REPORTEROS TENÍAN ÓRDENES DE NO FRATERNIZAR CON LOS DE OTROS MEDIOS, PROHIBIDO QUE “BANQUETEARAN” Y QUE CONTESTARAN QUEJAS DE LOS LECTORES Y EL CHAYOTE ERA EXCLUSIVO PARA MIGUEL VALLADARES

En 1991, cuando Alfredo Narváez Ochoa llegó a Pulso, los reporteros tenían órdenes de no fraternizar con los de otros medios, prohibido que “banquetearan” y que contestaran quejas de los lectores y el chayote era exclusivo para Miguel Valladares.